¿Financian campaña de Mojica con obras públicas? ¡Así “venden”a Guerrero!
Guerrero se vende. No por falta de dignidad, sino por exceso de ambición. Hoy, bajo el disfraz de un plan político progresista, el viejo régimen toca la puerta con nuevos rostros y los mismos vicios.
Rogelio Ortega, exgobernador interino, subasta el estado desde restaurantes de Acapulco. Ofrece obras públicas de la Conagua, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes del estado. ¿El objetivo? Recaudar millones para financiar una campaña. ¿De quién? De Beatriz Mojica Morga, aspirante perpetua al poder, protegida del aguirrismo, esa sombra que aún pesa sobre los 43 estudiantes de Ayotzinapa, que nunca regresaron.
Mojica carga con un historial de controversias que no pueden ignorarse: denuncias por hostigamiento a periodistas, uso político de programas sociales, vínculos con desvíos millonarios en tiempos de Ángel Aguirre y hasta una campaña manchada por propaganda ilegal. Y ahora, en busca del trono, pretende maquillar la historia con discursos de justicia y equidad. Pero Guerrero no olvida.
Porque si la fantasía de Mojica se cumple, no solo desaparecerán los últimos rastros de transparencia. Desaparecerán las voces que aún se atreven a decir la verdad. Habrá más impunidad, más desapariciones forzadas, y como ocurrió con los 43, nadie pagará.
Su campaña no es solo una candidatura: es la resurrección de un modelo político basado en el clientelismo, el silencio y el control institucional. Una reedición del aguirrismo, pero con la cara de Mojica y el respaldo de quienes alguna vez fueron parte del desastre.
Guerrero no se vende al mejor postor. Pero ellos actúan como si ya lo hubieran comprado.
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