¿Político o capo?: México, tierra de sorpresas

Regresé del más allá esperando ver una patria digna… y me topo con un circo que ni en mis días de insurgente imaginé.

Resulta que al exgobernador Héctor Astudillo le revocaron la visa americana porque, según los sabios del norte, “es miembro del crimen organizado”. ¿Ustedes pueden creer eso?

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Mientras tanto, en Poza Rica, los ciudadanos le gritan a la presidenta Claudia Sheinbaum: “¿De qué me sirve verte a ti?”. Tres días de inundaciones, desaparecidos y promesas vacías… y la mandataria insiste en que “todos recibirán atención”. Atención, sí… pero de manera abstracta, en otro plano, donde la realidad no la alcanza.

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Por otro frente, los mosquitos ya están haciendo campaña en Guerrero: 144 casos de dengue. Yo combatí imperios con machete; ustedes no pueden con un zancudo.
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Por si fuera poco, un adolescente es detenido por el asesinato del padre Bertoldo. Los jóvenes ya no buscan ideales, buscan… ¿qué? ¿Revancha, dinero, olvido? ¡Qué tristeza!

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Los maestros del SITEM bloquearon oficinas, cansados de promesas incumplidas. Seis meses esperando acuerdos y lo único que reciben es silencio burocrático. ¡Que vergüenza!

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Y para rematar, nos dicen que las lluvias “no se podían prever”. Ah, claro, imposible pronosticar tormentas en el siglo XXI. Excusas modernas para tragedias eternas. Solo imaginen cómo era en mis tiempos, ¡mejor ni les cuento! ¿Entonces para qué hablamos de avances? ¿Quiénes monitorean eso?

Y no me canso de observar a mi México entre correos gringos que acusan sin pruebas, bloqueos de maestros, zancudos y promesas diluidas. Y yo me pregunto: ¿a quién le toca sacar la espada ahora, si la justicia parece tan invisible como mis enemigos de antaño?

Espera una nueva columna editorial de “El Insurgente” cada viernes.